Los niños perdidos
Un episodio negro en nuestra historia más reciente: el de los niños muertos o desaparecidos en cárceles, trenes o albergues religiosos y del Auxilio Social.
Estrenado el 1 de octubre de 2005 · La Nave de Cambaleo
Sinopsis
"Los niños perdidos" habla sobre un episodio negro en nuestra historia más reciente: el de los niños muertos o desaparecidos en cárceles, trenes o albergues religiosos y del Auxilio Social. Tres niños (Lázaro, Marqués y Cucachica) escondidos en el desván del orfanato reciben la visita de una inquietante monja ciega. Entre momentos de ternura, de humor, de tragedia y de esperpento, donde lo tierno se mezcla con lo grotesco, la vida con la muerte y el terror con la comedia, los cuatro personajes irán desenmarañando la siniestra madeja que rodea a los desaparecidos y a los olvidados de la España franquista.
Testimonios de personas que vivieron aquellos tiempos, el estudio de los periodistas Ricard Vinyes, Montse Armengou y Ricard Belis, las impresionantes y enternecedoras historias de “Paracuellos” y “Auxilio Social” del dibujante Carlos Giménez, los testimonios de los abuelos, la poesía popular, el cómic, la música de la radio, la poesía de Miguel Hernández, de Machado, de León Felipe, el santoral y el “Calendario Zaragozano”, el olor de los hábitos mezclado con tiza y sudor, las cáscaras de naranja, el hambre, el frío, el miedo, jugar al escondite, a “salar los huevos” y a ver quien la tiene más larga, las monjas, Merceditas Sanz de Bachiller y Onésimo Redondo, las fotos de los mártires de la cruzada, romper la capa de hielo para poder lavarse la cara, la sopa de alpiste, el no saber si estás vivo o muerto... Todo forma un tragicómico collage, áspero y tierno, entre el que surgen las voces de los cuatro protagonistas de nuestra historia.
Intérpretes
Juan Ripoll
Mariano Llorente
Marcos León
Manuel Agredano
Antonio Verdú
Voces de:
Adrián Esparza, Daniel Esparza, Pedro Esparza, Teresa Espejo, Esperanza Gorjón, Isabel De León, Carmen López Mendoza, Jaime Miraya, Diego Norniella, Sara Norniella, Sergio Solanilla y Antonio Verdú.
Ficha
Escenografía: Arturo Martín Burgos
Vestuario: Almudena Rodríguez Huertas
Iluminación: Luis Perdiguero
Diseño De Sonido: Eduardo Burgos
Cartel Y Programa: Carlos Giménez
Fotografía: Fernando Suarez
Trabajo De Movimiento: María Jesús Llorente, Chupi
Realización Escenografía: Arturo Martín Burgos Y Tarlatana
Realización Vestuario: Toñi Llorente
Tejedoras: C. Cuetos, Angelita Huertas, Patrocinio Sánchez
Técnico Iluminación: Esperanza Gorjón
Producción: José Luis Patiño
Ayudante Dirección: Antonio Verdú
Texto Y Dirección: Laila Ripoll
Producido por:
Micomicón Teatro
Distribuido por
A Priori Gestión Teatral
Joseba García
apriorigt@apriorigt.com
Video
Fotografías
Fotos:
Fernando Suárez
Fotos:
Desconocido
Premios recibidos
Premio Mejor espectáculo en gira de la Feria de Huesca
Premio Mejor Espectáculo FIT de Ribadavia
Finalista Premio MAX Espectáculo Revelación
La trilogía de la memoria está compuesta por Atra bilis (cuando estemos más tranquilas), Los niños perdidos y Santa Perpetua.
“Ripoll ha creado un mundo dramático muy particular de convivencias insólitas y de personajes, vivos y muertos, inolvidables. Ha empleado técnicas estructurales complicadas sin perder el hilo de historias alborotadoras y entrañablemente humanas. Seguramente, desafían cualquier fecha de caducidad inmediata.”
Iride Lamartina-Lens
Universidad de Pace (E.E U.U.)
“La trilogía de la memoria es la imagen de una España siniestra y oscura, heredera de la que mostraron acremente Goya, Valle-Inclán, Antonio Machado -a quien se rinde expreso homenaje en Santa Perpetua- o Lorca. Esa España intolerante, brutal, fanática y fratricida Esa España obcecada y recalcitrante que ha lastrado la convivencia y la concordia, que ha obstaculizado el progreso. Que ha expulsado, reprimido y asesinado.
El teatro de Laila Ripoll, cuyo máximo exponente es esta trilogía, se empeña en dejar constancia de esa memoria. En recoger las bravuconadas que algunos siguen profiriendo y otros pretenden negar que se pronunciaran nunca. Pero su teatro se aventura también en el territorio de las voces ahogadas, de los silencios impuestos, de los olvidos sobrevenidos, en busca de la palabra de aquellos a quienes se negó la palabra. La dramaturga ha construido un universo escénico de voces anónimas, voces de seres a los que la Historia privó de nombre. Voces rotas, fragmentadas, recurrentes, inopinadas, corales. Y de voces limpias, poderosas, vibrantes. Un teatro polifónico, reivindicativo y hermoso, lírico y desgarrado. Voces convocadas para conjurar la amnesia. La obra dramática de Laila Ripoll ofrece, en suma, el doloroso testimonio de una amputación. Muchas de las imágenes de su teatro sugieren, con hiriente plasticidad, las facetas de esa gigantesca e irreparable amputación.”
Eduardo Pérez Rasilla